Casi la mitad de los trabajadores españoles asegura no tener margen de maniobra para negociar sus condiciones en el puesto.

Las cifras que más descienden al detalle del comportamiento del mercado laboral persisten en las sombras que ya se ciernen desde hace meses sobre la examinación del impacto de la reforma laboral aprobada por el Gobierno. La caída de las horas de trabajo respecto a antes de la pandemia, el fuerte impulso del contrato fijo discontinuo por el agravamiento del uso de la figura del temporal ordinario, el desplome -asociado- de la duración media de los contratos y el afloramiento de las prácticas destinadas a suplir la necesidad de esas firmas de corta duración en las temporadas de mayor demanda de recursos humanos, como el exorbitado nivel al que han llegado los despidos durante los periodos de prueba, dibujan un marco en el que la caída de la temporalidad no es el único elemento que determina el éxito de la nueva regulación laboral.

El estudio sobre negociación colectiva publicado este lunes por CC.OO. y la Fundación Primero de mayo ahonda en esta en uno de los parámetros objeto de medición en la encuesta realizada a 1.599 trabajadores. Concretamente, el resultado arroja que quienes ahora tienen un contrato fijo discontinuo perciben la misma precariedad en su puesto de trabajo que si estuviera con un contrato temporal. Además, el análisis revela que no es tanto la modalidad de la relación laboral sino el salario lo que determina en mayor medida esta percepción de precariedad.

«El Índice integrado de Precariedad Laboral muestra que el género y la edad son las variables sociodemográficas más influyentes», señala el estudio apuntando que las variables sociolaborales muestran una marcada relación con la precariedad como en parte es lógico dado que algunos factores están relacionados con componentes del índice. «El salario es el factor que más incide, con especial diferencia entre aquellas personas que cobran más o menos de 25.000 euros al año», señala.

Es aquí donde el sindicato señala que el tipo de contrato también marca una importante diferencia. «Pero en este sentido comprobamos que influye menos que el salario, aunque en el índice los indicadores relacionados con el contrato tienen más peso que aquellos relacionados con el salario», advierte señalando, eso sí, que se comprueba que aquellas personas con contrato fijo discontinuo perciben su situación como más cercana a aquellas personas que tienen contrato temporal que a las que disfrutan de un contrato indefinido de forma continuada.

Condiciones ilegales de empleabilidad

Más allá, las respuestas proferidas por los trabajadores encuestados advierten de que un tercio de los empleados en España asegura haber aceptado regularmente condiciones en su puesto de trabajo que sabe que no son legales o reglamentarias y que sus condiciones laborales son impuestas. Y señala también que la mitad de las personas (49%) trabajadoras considera que no tiene capacidad de negociación de sus condiciones laborales y un quinto de la población asalariada (22%) tiene temor a represalias si se afilia a un sindicato o considera que no se respetan los derechos laborales (20,8%).

El secretario general de CCOO, Unai Sordo, tachó durante la rueda de prensa de «escándalo» que en España se tenga miedo por las represalias a formar parte de un sindicato y lamenta que esta sea una «realidad mayoritaria», que tiene que ver con la «forma de entender la empresa» en España.

Respecto a las condiciones del puesto de trabajo, una parte significativa de los trabajadores considera que no disfruta de oportunidades de promoción (34,8%), sufre largas jornadas (32,2%) o les obliga a vivir lejos de sus familias y amistades (16,9%). Por géneros, las mujeres asalariadas sufren peores condiciones en el puesto de trabajo y disfrutan de menores derechos laborales que los hombres, especialmente, en lo que se refiere a tiempo de trabajo, ya que sufren en mayor medida jornadas especialmente largas y tienen menor capacidad de negociación.

Asimismo, los jóvenes son los que tienen menores expectativas en lo que respecta a sus derechos laborales, y hasta un 23,5% de los menores de 35 años asegura que sus condiciones laborales le son impuestas, sin que puedan negociarlas. Pese a estar más expuestos a la arbitrariedad, el 42,7% de los menores de 35 años asevera que sus derechos laborales le son respetados, es decir, tienen una mayor percepción, frente al 38,8% de los mayores de 35 años.

Falta de ingresos y subempleo, los mayores problemas

Un 28,1% de las personas trabajadoras considera que no tiene suficientes ingresos, mientras que un 23,7% se encuentra en situación de desempleo, es decir, dice trabajar menos horas de las que desearía. Estos son señalados por los encuestados como los mayores problemas respecto a las condiciones laborales. Otro problema es el temor a perder el empleo o a que la empresa se vea afectada por una reestructuración laboral, algo que comparte más de un quinto de las personas entrevistadas.

Las personas jóvenes y las mujeres son las que padecen estas peores condiciones de trabajo. En el caso de las mujeres, sufren más en lo relativo al subempleo, estabilidad contractual y temor a perder el empleo; mientras que en los jóvenes, las diferencias son más marcadas y destaca sobre todo la vulnerabilidad a los cambios de ocupación y el temor a la reestructuración reproductiva, a perder el trabajo o a ver reducida la jornada.

En lo que respecta al bienestar laboral, un 55% de las personas se encuentra satisfecha con su bienestar laboral, pero un 55,3% afirma que su trabajo le hace sentir agotados mental y emocionalmente, y a un 44,3% le provoca estados de ánimo como tristeza, irritabilidad, tensión y nerviosismo.

(Noticia extraída del ABC)