El INE confirma la subida del IPC al 10,2% interanual
La tormenta inflacionista que sufre desde hace meses España, al igual que todas las economías del mundo, a causa de la guerra de Ucrania sigue sin tener visos de amainar y arrojando datos que ilustran la violencia de la subida de precios. El INE ha confirmado el alza del 10,2% interanual estimado para el mes de junio, y los detalles sobre la composición de la subida dejan cifras propias de otro tiempo.
Cuatro partidas marcan subidas de precios superiores al 10% en un mes. Son los paquetes turísticos (+17%), los combustibles líquidos (+13,8%), las frutas frescas (+11%) y la gasolina (+10,8%). El INE ha venido a confirmar, pues, el pulso de los consumidores, que han notado una aceleración el mes pasado en algunos productos básicos. No quedan muy atrás otras partidas con mucho peso en la económia familiar, como la electricidad (9,2%) o los hoteles (9,3%).
Sin subidas tan verticales, más propias de economías hiperinflacionistas, otros componentes de la cesta de la compra arrojan encarecimientos difíciles de encajar para los hogares en plazos tan cortos. La leche y la mantequilla han subido el 3,6% y 3,7%, respectivamente, las patatas, el 1,7%, el transporte en metro, el 3,7%, el butano el 2,5% y el pan el 1,4%.
En el mes el IPC subió un 1,9% sobre el mes anterior (una décima más de lo estimado anteriormente), para cerrar en ese 10,2% interanual, que es el máximo desde 1985. De los 1,5 puntos de inflación adicional, los alimentos aportaron cuatro décimas al IPC, los combustibles algo más de cinco, los suministros de vivienda 1,7 y la hostelería 1,2. Sin tener en cuenta la rebaja del impuesto especial sobre la electricidad y las variaciones sobre otros impuestos, el IPC interanual alcanzó en junio el 11,1%, nueve décimas por encima de la tasa general del 10,2%. Así lo refleja el IPC a impuestos constantes.
La solidez del episodio inflacionista queda reflejada en el alza de la inflación subyacente, que excluye alimentos no elaborados y productos energéticos: aumentó en junio seis décimas, hasta el 5,5%, su valor más alto desde agosto de 1993. De las aproximadamente 200 partidas en las que el INE divide la cesta de la compra, 120 marcan subidas de más del 4%. Si el alza del IPC empezó por la electricidad, siguió por los combustibles y se contagió a los alimentos, ahora afecta a la mayor parte de la economía, lo que hace más complicada su corrección.
Las mayores subidas, eso sí, están marcadas por el conflicto ucraniano, que ha disparado los precios internacionales de la energía y de algunos productos alimenticios, principalmente cereales y derivados del girasol. El aceite vegetal se dispara el 87,5% en un año. La gasolina sube el 34,4% en un año, igual que el butano, y el gasóleo, el 42,7%. Las pastas alimenticias y las harinas, el 28% y la electricidad, el 33,4%. Otros productos, principalmente agroalimentarios, sufren el impacto de forma indirecta, por el coste de los combustibles o los piensos. Es el caso de los huevos (23,9%), la leche (20,7%), las frutas (19%), la carne de ave o vacuno (14% y 13,1%), el pan (13,9%) o las legumbres (14,1%).
Los muebles, los materiales de construcción o las comisiones bancarias también muestran, por su parte, encarecimientos de más del 10%, sin contar con el sector turístico, que arroja alzas del 45% en el precio de los hoteles o del 16% en los vuelos, después de un 2021 donde la demanda de turismo aún estaba castigada por la pandemia.
(Noticia extraída de Cinco Días)