Solo cuatro Estados miembros recaudan más que España por gravar las herencias
Ningún partido político propone la supresión total del tributo

Que todos los testamentos que se otorguen en los dominios de la Monarquía española contengan una cláusula de manda forzosa de doce reales de vellón en las provincias de la península é islas adyacentes, y tres pesos en las de América y Asia (…)”. Así rezaba el decreto de 3 de mayo de 1811 que aprobaron las Cortes de Cádiz y que establecían la Manda Pía Forzosa, el antecedente del impuesto sobre sucesiones y donaciones actual.

Gravar las herencias sigue siendo una práctica habitual en la mayoría de Estados modernos y se ha justificado para fomentar la igualdad de oportunidades. Establecer impuestos sobre lo que uno ha recibido sin esfuerzo personal ha sido defendido, por ejemplo, por teóricos del liberalismo como John Stuart Mill.

A pesar de que la mayor parte de países desarrollados contempla en su sistema fiscal algún tipo de figura para gravar las herencias, el impuesto sobre sucesiones no se aplica o es residual en la mitad de los países de la UE. En concreto, en 15 Estados miembros. Entendemos por residual que la recaudación del tributo no alcance el 0,1% del PIB.

Croacia, Italia, Lituania, Polonia, Portugal, Hungría y Eslovenia son algunos de los países europeos en los que el impuesto sobre sucesiones y donaciones existe, pero cuya recaudación es testimonial. En el ordenamiento jurídico de Suecia, Estonia, Rumanía o Eslovaquia no se contempla el impuesto sobre sucesiones.

El tributo que grava las herencias sí es relativamente relevante en Francia, Bélgica, Alemania, Dinamarca, España o Reino Unido. En el caso español, el impuesto sobre sucesiones es un tributo estatal, pero cedido a las comunidades autónomas, que tienen una amplia competencia para modificar los tipos y fijar bonificaciones.

La recaudación del impuesto sobre sucesiones y donaciones en España se ha movido desde 1995 entre el 0,2% y el 0,3% del PIB. A pesar de los cambios normativos de las autonomías, que han tendido a aprobar elevadas bonificaciones para las herencias y donaciones entre familiares directos, la recaudación se ha mantenido muy estable en los últimos 20 años.

Con datos de 2016, solo Bélgica, Francia, Bulgaria y Holanda han recaudado más que España, cuyos ingresos por el impuesto sobre sucesiones se situaron en el 0,2% del PIB. Es el mismo porcentaje que Dinamarca, Alemania, Luxemburgo, Malta, Reino Unido o Finlandia. Junto con el IBI, el impuesto sobre sucesiones es el único tributo en el que España logra situarse en la media europea. En los grandes impuestos (IRPF, IVA y Sociedades), la recaudación se encuentra por debajo del promedio europeo.

En Bélgica, el impuesto sobre sucesiones alcanza el 0,7% del PIB y, en Francia, llega al 0,5%. Los dos niveles más elevados.

(Noticia extraída de Cinco Días)