Uno de los beneficios más significativos de la IA en las finanzas es su capacidad para agilizar y automatizar tareas complejas.

«El rol de la función financiera está evolucionando y cada vez más, se espera que este no solo se dedique a reportar, sino también a influir en la estrategia de la compañía, ya que cuenta con la información y la visión de todos los componentes de la empresa», indicó esta mañana Almudena Pérez-Villamil, socia de Technology Y Transformation de Deloitte en su charla inaugural de la jornada empresarial «El rol del CFO como partner estratégico de la compañía», organizada por elEconomista.es.

Además, comentó en su ponencia titulada «El rol de la IA en la función financiera» que, en los últimos dos años, se ha observado la creciente aplicación de la inteligencia artificial en el ámbito financiero, algo que en realidad data de los años 40 y permite analizar y procesar grandes volúmenes de datos. Según Pérez-Villamil, el auge reciente en el uso de la IA se debe a su mayor accesibilidad.

En Deloitte, la estrategia se ha centrado en analizar cada función de la organización, reconociendo que «cada función tiene necesidades diferentes,» afirman desde la consultora. En cuanto al uso de la inteligencia artificial, explicó la directiva que cada entidad se encuentra en una fase distinta de implementación: «Dentro de este viaje de la IA, cada entidad está en un paso diferente», señaló. Mientras que algunas empresas apenas empiezan a investigar las posibilidades de la IA, otras ya la aplican en usos específicos e incluso cuentan con casos de éxito.

Dentro de la función financiera, Deloitte ha identificado distintas áreas en las que la IA puede tener un impacto significativo, tales como la parte fiscal, regulatoria, de rentabilidad, planificación y presupuestación, la relación con inversores, auditoría interna, contabilidad y finanzas transaccionales, así como en la consolidación financiera. «Para ciertos procesos, la IA nos permite automatismos que tienen un coste menor y además son más ágiles», explicó, subrayando que el ahorro de tiempo repercute en una optimización de costes.

Pérez-Villamil destacó la capacidad de la IA para mejorar la eficiencia mediante la automatización de tareas e interacciones, lo cual reduce costes y tiempos en los procesos. También resaltó los beneficios en la toma de decisiones, señalando que la tecnología permite detectar patrones, conectar eventos correlacionados y prever resultados, mejorando así el entendimiento general de los negocios.

Además, Deloitte observa una transformación en la forma en que los equipos interactúan con los sistemas, gracias a herramientas de generación inteligente de texto, imágenes y audio. Esto, según la firma, no solo facilita la operativa diaria, sino que abre puertas a la innovación al inspirar nuevas ideas, productos, y oportunidades de negocio. También consideran que la IA puede contribuir a la reducción de riesgos asociados al fraude, la ciberseguridad y la protección de datos, protegiendo a las organizaciones en el entorno digital actual.

Al abordar el uso de la inteligencia artificial generativa, Pérez-Villamil explicó que se basa en «trabajar con modelos de lenguaje». Sin embargo, aclaró que estos modelos generalistas deben ser enriquecidos con distintos tipos de información: «con datos públicos que potencien el conocimiento del mercado», junto con información propia del cliente que permita una adaptación más precisa a sus necesidades. Además, destacó la importancia del know-how que Deloitte ha acumulado tras años de experiencia en el ámbito financiero, lo que permite optimizar el valor de estos modelos.

Pérez-Villamil enfatizó que uno de los principales enfoques de Deloitte es definir cuidadosamente los casos de uso donde la IA resulta necesaria: «Buscamos algo que sea implantable y de coste razonable, de manera que podamos ver un retorno de la inversión y un beneficio relevante», señaló. La apuesta, afirmó, es siempre estratégica, ya que la IA puede tener un impacto significativo en áreas clave de la función financiera, como la revisión y generación de memorias o la capacidad de interactuar de forma más directa con los datos.

«Habla con tus datos», sugirió como un ejemplo de cómo la IA permite hacer consultas financieras en lenguaje natural, facilitando así el acceso a la información para los usuarios. No obstante, reconoció que integrar estas herramientas es un reto para la función financiera, dado que no se trata de reemplazar los sistemas actuales, sino de implementar soluciones «más eficientes y fiables». Con esto, el objetivo final es ayudar tanto al CEO como al negocio en general a identificar nuevas oportunidades y acompañar a las empresas en los desafíos de los próximos años.

(Noticia extraída de El Economista)