La competitividad de Europa no debería basarse en salarios bajos
La Confederación Europea de Sindicatos (ETUC) y el Instituto Sindical Europeo (ETUI) han denunciado hoy que el incremento de los salarios entre el año 2000 y 2016 hubiera sido cuatro veces mayor si esta subida hubiera reflejado el aumento de la productividad en ese mismo periodo.
Según datos de la Comisión Europea recogidos por los sindicatos, los salarios crecieron en los Veintiocho un 2,5% entre 2000 y 2016, mientras que la productividad aumentó un 10%.
Los sindicatos denuncian que la relación entre la productividad y los salarios es un tema central para una distribución justa entre trabajo y capital. Precisamente por eso proponen “aplicar un mecanismo de fijación de salarios que tenga en cuenta las realidades económicas, cree un crecimiento inclusivo y se asegure de que la mano de obra reciba su parte justa de la riqueza creada”. Para esto, el principio rector es que “los aumentos salariales nominales deberían compensar la inflación y reflejar el aumento real de la productividad”.
Es injusto para los trabajadores
Lo que presenciamos en las últimas décadas y particularmente después de la crisis fue un desacoplamiento de los desarrollos salariales del crecimiento de la productividad. En la mayoría de las economías industrializadas, incluida la UE, el crecimiento salarial estaba rezagado con respecto al crecimiento de la productividad.
En el caso de España, el incremento de los salarios desde el comienzo del siglo fue del 10%, mientras que en la productividad este fue del 16%, un 60% mayor. En Alemania, la productividad creció tres veces más que los salarios (el 13% frente al 4%), mientras que en Polonia y Bélgica lo hizo dos veces más.
Hubo cuatro estados miembros (Hungría, Portugal, Rumanía y Grecia) donde, a pesar de haberse registrado un aumento en la productividad, los salarios reales cayeron.
Como denuncia Esther Lynch, secretaria confederal de la ETUC, “los incrementos salariales se han estado quedando atrás en los últimos años” y “los trabajadores no están recibiendo una parte justa del valor de su trabajo”.
Lynch también llamó a gobiernos e instituciones comunitarias a hacer “todo lo posible” para favorecer negociaciones colectivas que permitan subidas salariales “decentes y sensibles” acordes al aumento de la productividad, una correlación que entiende como “teoría económica básica”.
¿Por qué deben subir los salarios?
Los sindicatos se quejan de que si los salarios están cada vez más rezagados con respecto a la productividad, los trabajadores no reciben su parte justa de la riqueza producida. Algo que además de ser profundamente injusto, también es económicamente perjudicial.
Los sindicatos recuerdan que precisamente son los ingresos laborales la principal fuente de ganancias para los hogares y el consumo privado constituye la mayor parte de la demanda agregada. Los salarios reales que se quedan atrás del crecimiento de la productividad significan que los ingresos salariales no crecen y, en consecuencia, el consumo no aumenta. Esto deprime las perspectivas de demanda que también determinan la inversión.
De tal modo que los sindicatos advierten que “los salarios deprimidos no incentivan las inversiones en tecnología y pueden obstaculizar el crecimiento futuro de la productividad”. Para las economías de transformación, la trampa de los bajos salarios puede ser una barrera para un proceso de recuperación a largo plazo y por eso “la competitividad de Europa no debe basarse en salarios bajos”.
(Noticia extraída de El Economista)